domingo, 3 de agosto de 2008

El diplomático y la mujer - Rodericus

Rodericus, nombre con el que escribe este cronista en El Mercurio y que no dejo de leer por sus simples y sabias palabras generalmente. Dejare acá el de la semana que recién paso, por el tema que me concierne por los dos lados de la moneda.... Creo ademas que indicado para ser el primer "copy-paste" de este blog. El diplomático y la mujer

A más de alguien podrá extrañar el título de esta crónica, sentimiento que quizás se acentúe al percibir usted, querido lector, que no referiré ninguna anécdota que justifique esta denominación. Quiero aludir a una posible similitud entre ambos personajes.

El diplomático, en su discreto silencio, no siempre deja entrever las reales intenciones del Estado o del gobierno que representa.

Una mujer, con su femenina astucia, tampoco manifiesta abiertamente los deseos de su corazón. Más aún, uno y otra hablan con lenguajes cifrados, pues generalmente ocultan lo que quieren e inducen a creer que tienen ciertas intenciones, cuando en realidad pretenden algo distinto.

Aunque no por las mismas razones, tanto el diplomático como la mujer suelen callar lo que buscan, y buscar lo que callan. No es que engañen; simplemente, son respuestas a dos modos de ser: el primero, por su vocación; la segunda, de acuerdo con su naturaleza.

Por supuesto, hay también matices en este paralelismo. Un representante ante una nación extranjera está de paso, ya que su labor es transitoria. En cambio, una mujer es siempre igual, pues si hay algo que no cambia son las características de ella, así como las invariables dificultades masculinas para comprender el intrincado mundo femenino.

RODERICUS

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno.