lunes, 9 de mayo de 2011

copiando nuevamente

     una entrada acá mismo en el año 2008 dejo este artículo que no quiero perder. 
Recibo  curiosa y continuamente comentarios no deseados,  por lo que probaré si es que de esta manera se aburren.

Después de estos días en que por varios lados pareciera que se juntasen las malas noticias y desgracias, creo que la columna que adjunto a continuación viene al caso.

Esperanza y consuelo - Rodericus

Esperanza y consuelo
Si bien en mi última columna aludí a la esperanza, ahora quiero abordar su vínculo con el consuelo. Todo acontecimiento triste ve atenuado su dramatismo si quien lo padece no ha sido sobrepasado por la desesperación.
Este aspecto hace que la esperanza sea una vasija de apaciguamiento y de heroísmo. ¿Por qué de esto último? Porque desde ella, y a pesar de sus desdichas, la persona puede prolongar su marcha, aunque le hayan amputado todas sus aparentes "certezas".
En este sentido, la esperanza se muestra como la única y real antesala de la felicidad. Sin aquélla o fuera de aquélla, la felicidad se volvería imposible. Como dice un pensador contemporáneo, Jean-Louis Chrétien, "la condición 'esperante' del hombre es decisiva para alcanzar la felicidad. No es posible concebir una existencia feliz sin esta relación con un acontecimiento que se perpetúe no sólo en el tiempo, sino, además, en la convicción de que hay una existencia cuya realidad desconocemos, pero anhelamos, ignoramos, pero creemos cierta, y cuyo horizonte late en el indescifrable escenario de un sentimiento básico: que la vida no acabe".
Sólo alguien convencido de su esperanza es capaz de darse un destino; y ella, para quien quiere adentrarse en lo eterno, es un recinto que debe salvaguardar pese a todos los obstáculos vitales. Amparado en esta inalterable esperanza, el hombre da el paso hacia el hallazgo definitivo.
RODERICUS
El Mercurio. 9 julio 2008

miércoles, 20 de abril de 2011

La cruzada del verdadero Machuca





Eladin-Parraguez.jpg
Testimonio de Amante Eledín Parraguez*
1. La pobreza no es miseria
Me conocen por Machuca. Mi verdadero nombre es Amante Eledín Parraguez y soy el niño de cuna humilde que el cineasta Andrés Wood hizo famoso en su película. Tengo 55 años, llevo treinta como profesor y vivo con una de mis hermanas en La Florida. Tengo dos hijos, Camilo, el mayor, de 26, es músico. Mi hija Danae tiene 22 años, es gastrónoma y estudió en Francia. Soy el mismo que, nacido de padres campesinos que tuvieron once hijos y con años pasados en la pobreza, pudo hacer su enseñanza media en un colegio inglés privilegiado, el Saint George's. El mismo que cambió su vida por el cariño de los fathers -a los sacerdotes les decíamos así- y el programa de Integración Escolar, que, un día, terminó abruptamente. Un programa generoso, que se convirtió en mi ventana al futuro. Gracias a él, pude estudiar Pedagogía en la Universidad de Chile y, a fines de los 70, hacer un magíster en Educación en la Universidad de Portland, Oregon. Me convertí en el primero de mi familia en ir a la universidad.
En los años 80, trabajé como profesor en proyectos de educación popular de la Vicaría Oeste -muchos años estuve ligado a la iglesia- y en un colegio del barrio Mapocho. También pasé dos años en una escuela rural del sur. Y, lo más importante: en 1986, hice, por primera vez, clases en el Saint George's. Volví como profesor después de haber sido alumno. Me quedé sólo dos años, pero más tarde regresé y estuve otros quince.
A mi colegio, que llevo en mi corazón, le debo haber nacido de nuevo, a los catorce años. En él aprendí a vivir, contra toda mi timidez, mi inseguridad y mi silencio.
Silencio, porque con mis compañeros ricos, yo casi no hablaba. Me fui hacia adentro y vencí la batalla, apoyado en el amor ancestral por la tierra y la naturaleza que me enseñaron mis padres de Colchagua. Ese amor desbocado, que todavía sentimos mis hermanos y yo, por la montaña, las siembras, las piedras, el agua y los árboles. Mi relación telúrica con la tierra me sacó adelante en esos años tan fascinantes, pero duros. Y es que yo, en verdad, no debería haber vivido lo que viví. Fue un milagro.
Mis papás eran temporeros de arroz y porotos y nacieron en Larraín Alcalde, a unas horas de Pichilemu, una tierra de secano, pobre y nostálgica, que en los 80 perdió a su ferrocarril, el tren de mi infancia. Mi padre era un cantor a lo poeta. La poesía en décimas y la música van de la mano con el campo, y esa era su vocación natural. Es un canto que se hace con guitarra traspuesta y que se aprende con la leche, con el viento y los sauces. Un canto que recoge la vida y la muerte: en esas campiñas de trigales, la fe mueve montañas. Hoy voy mucho para allá, aunque fui el único de los once que nació en Santiago. En esas tierras costinas hay mucha poesía y mucho canto enterrado, y me interesa rescatarlos. Estoy comprando un terrenito para hacerme una casa, que quiero que sirva como centro cultural a investigadores y profesores que se interesen en estudiar nuestras tradiciones centenarias. Esas huellas son la raíz de Chile.
En mi familia éramos pobres, pero todos apreciábamos la cultura. Mi mamá fue analfabeta, pero cuidó mi biblioteca cuando viajé.
En 1955 mis padres emigraron a Santiago y, desde entonces, fueron temporeros y jardineros en chacras de San Damián en Las Condes. De ahí, en 1971, salí yo al colegio Saint George's. Mis valores los aprendí ahí. Por ejemplo, el derecho inalienable a la educación, aunque se haya nacido sin dinero.
Aprendí que la pobreza es luminosa, va dejando una estela de luz a su paso. La pobreza para mí no es miseria. Y lo digo con conocimiento de causa: muchas veces vi a mi mamá quemar con una brasa encendida un poco de azúcar en la taza y echarle agua. Era nuestro té, con gusto a ceniza. Tomábamos agua caliente con hierbas y salíamos a recoger frutos silvestres, pero no siempre era suficiente. Cinco hermanos míos murieron en la primera infancia, algunos de tos convulsiva. No teníamos zapatos. A veces, el Estado nos regalaba unos plásticos.
El Saint George's fue un cambio brusco. Un tremendo aprendizaje, porque no quería que me rechazaran. Aprendí a arremangarme la camisa y a peinarme igual a los niños del nuevo colegio, la única diferencia era el color del pelo: yo era tan moreno que mi mamá a veces me llamaba "mi curiche"; los demás eran rubios o trigueños de ojos claros. En clases y en los recreos me mimetizaba. Un día, en una ronda en el patio, me salió natural decir que yo también veraneaba en Zapallar, aunque el único balneario que conocía era el río Mapocho, a la altura del Puente Nuevo, donde vivíamos en un campamento. De estas cosas me acuerdo sin dolor, porque para mí esta ha sido la experiencia más importante de mi vida. He intentado vivir con coherencia. Con mi ex mujer y nuestros hijos hacemos vida de familia y nos ayudamos mutuamente. Es una existencia saludable, con ayuda y solidaridad.
2. Yo habría fracasado en el Simce
Hice mucho tiempo clases en escuelas pobres, con alumnos que llegaban con gran deficiencia a las aulas. El contraste con mis años de maestro en el Saint George's me dan hoy una visión panorámica del proceso educativo. Por eso, aunque hay diferencias -sobre todo culturales- creo que la imaginación es un potencial común y universal a todos los niños, en todos los medios socioeconómicos. Lo he constatado en escuelas rurales, en zonas urbanas de pobreza y también en Vitacura. Es un potencial de creatividad y fantasía que todo profesor debe explotar.
Pero hay diferencias importantes. Los alumnos de colegios privilegiados son más seguros de sí mismos, consultan y debaten más: lo han visto en su casa. Su nivel de autoestima es mayor, con familias contenedoras y estimulantes. Esos padres entienden que deben involucrarse y no fallan: traspasan su grado de compromiso a los niños. Llevan la delantera en lo cultural.
Eso no existe en otras realidades educativas. He visto en escuelitas pobres de Santiago y de regiones un mundo de inseguridades y expectativas restringidas. Con reuniones a las que sólo asiste la mamá, jamás el padre. Esos alumnos escuchan el discurso desde su nacimiento: las barreras económicas y sociales son insalvables. La falta de compromiso familiar los condiciona mental y culturalmente y se refleja en sus aprendizajes y resultados.
Es una de las grandes dificultades con que la educación en Chile debe lidiar.
Yo mismo fui así. Cuando llegué al Saint George's, era un niño que venía con mucha carencia natural. Es probable que hubiera fracasado en el Simce de cuarto básico: mi contexto sociocultural era muy deficiente, en mi casa no había libros, no se leía. Y si no fuera por mis profesores y los fathers, por esos hombres y mujeres que me acogieron y me enseñaron con paciencia, nunca habría cruzado la barrera. Jamás hubiera llegado a la universidad ni tendría este intelecto inquieto que me ha hecho superarme. Un intelecto que me empuja a una permanente autocapacitación.
Por eso, yo sé que se puede. Como profesor he constatado que todos los niños nacen con un potencial para aprender. La diferencia la dan las oportunidades. No creo y nunca he creído que los estudiantes humildes sean menos inteligentes o menos capaces. Todo es cuestión de oportunidades y de condicionamiento cultural. Si no creyera así, nunca me hubiera ido del Saint George's que dejé hace unos meses, para emprender nuevas tareas.
3. He escrito mis experiencias
El método que he probado por muchos años da resultados. Es entender que la esencia del aprendizaje está en las personas involucradas en el proceso: alumno-profesor; profesor-alumno. Hay tanto valor en la experiencia del alumno como del profesor. Para mí, es fundamental partir del saber instalado y sobre esa base construir. Todos los niños llegan a la escuela con un acervo de saberes, preguntas, intereses y aptitudes que yo siempre he tomado en cuenta y todo profesor debiera. Por ejemplo, la curiosidad natural por descubrir misterios, la capacidad de asombro. Estos elementos me han servido para motivar a la lectura y la escritura. Uso otras herramientas pedagógicas: canciones populares al estilo de Violeta Parra, Serrat, el folclor, la poesía, la leyenda, el cuento popular. Me ha servido mucho tocar guitarra, es un recurso de comunicación directa. Y recurro al humor, a la fantasía, al juego y al error. Porque el profesor también puede equivocarse. Y si el alumno le corrige, es una buena señal: quiere decir que aprendió. He escrito, durante años, mis experiencias de distinta manera, en forma de relatos, poemas, cuentos, novelas. Estos registros me sirven de evaluaciones.
4. Un profesor siempre es la clave
Un día, aún siendo alumno del Saint George's, sentí la necesidad de contar mi historia. Escribí "Tres años para nacer", que ha sido mi catarsis, durante mis días en el colegio, pero la publiqué recién en el 2002, poco antes de que Andrés Wood hiciera Machuca. Mi novela se llama así porque en esos tres años yo nací de nuevo. Mi suerte fue un milagro. Tuve maestros que me tomaron de la mano y me mostraron la senda. Maravillado, conocí la literatura y la poesía que han sido los puntales de mi enseñanza y de mi creación, a García Márquez y a Cortázar. Y a Octavio Paz, quien me mostró con su verbo que la poesía es el lenguaje natural de los niños. Hoy casi todo mi tiempo libre se lo dedico a la lectura. Leo sobre educación, filosofía, ciencias, poesía y literatura en permanencia. De un niño con muchas deficiencias formativas me convertí en pedagogo y creador. Tres años cambiaron mi vida para siempre.
Hay una regla fundamental en educación: un profesor siempre es la clave. Soy de la escuela pedagógica del brasileño Paulo Freire, quien ve a la educación como un proceso de diálogo, en que profesor y alumno comparten una experiencia y los dos crecen juntos. Ese flujo de comunicación es lo que le ha dado sentido a mi trabajo de treinta años. Hace nueve meses dejé mis clases en el Saint George's, porque creo que el país ha cambiado y me mueve hacer algo profundo por lograr una transformación.
Por eso acepté la invitación de la Unidad de Desarrollo Profesional Docente de la Universidad Diego Portales para capacitar a 35 profesores de la Escuela Carlos Condell de San Bernardo. Un plantel inserto en una cruda realidad socioeconómica y cultural, que estaba en dificultades por sus bajos índices en el Simce. Se dice que estaba con semáforo rojo, pero no me gusta esa denominación y no la uso, es una etiqueta que discrimina negativamente.
Las dificultades en la educación chilena se deben a factores que se han asumido con fatalidad por generaciones. En esta realidad trabajan estos profesores, quienes realizan un esfuerzo muy grande diariamente, que no es valorado por la sociedad ni por el sistema. Ellos tienen todo mi respeto. Ayudarlos es, para mí, una tarea que recién comienza, pero ya tengo lineamientos.
Mi aporte ha sido promover una reflexión y un diálogo para una acción práctica en sus escuelas. Mostrarles un mundo distinto. Hay muchos recursos naturales inagotables para un profesor, como la creatividad y la imaginación. Los instrumentos, escasos o no, se pueden reunir: libros, poemas, lápiz, papel. Para aprender a leer bien, hay que enfatizar el relato oral, la poesía popular, la leyenda, los cuentos de hadas, el dibujo, el canto, el teatro. Siempre en colaboración con la familia, para que el trabajo común rinda frutos. A estos profesores de San Bernardo -y a otros interesados en mejorar- yo les repito: es necesario leer mucha poesía en clases, por lo melodioso de su lenguaje, de su ritmo y por la calidad de sus palabras. Cualquier niño que escucha poesía se enriquecerá. Hay que organizar concursos y talleres literarios. Y de teatro, dibujo, pintura, montar exposiciones. Esto otorga dinamismo y sentido al aprendizaje.
En la Universidad Ciencias de la Informática trabajo con alumnos de pregrado en Pedagogía -futuros profesores- para que, algún día, logren estrechar la brecha de calidad de la educación entre las escuelas pobres y las pudientes. A esos futuros maestros les enseño estrategias sencillas para motivar a los niños a leer e incentivar el gusto y la pasión por los libros. Parto desde la poesía, porque en Chile hay mucha poesía, no sólo escrita, también de tradición oral. En una escuela precaria, como hay miles, la motivación es tarea cotidiana y desafiante. Esos niños -que serán sus alumnos- no tienen en su imaginario la necesidad de estudiar, de leer, de comprender lo que leen. ¿Cómo motivas a un alumno así, quien jamás vio a su padre rozar las tapas de un libro? La educación es un derecho para todos y es una herramienta para el cambio. Yo era un niño sin horizonte, pero tuve a grandes maestros que me mostraron el camino. Yo sé que se puede. Por eso es que cambié mi rumbo, para que Chile también cambie algún día.
(Texto escrito por María Cristina Jurado)
El Mercurio  20/04/2011

domingo, 8 de agosto de 2010

Día del Niño



Hoy es el  Día del Niño..... que para mi es sinónimo de hijo. 
Todo niño nacido,  todo niño es un hijo.
Hay algo escrito por Kalhil Gibran que leí hace muchos años y es tan cierto como sabio.


Tus hijos no son tus hijos
son hijos e hijas de la vida
deseosa de sí misma.

No vienen de ti, sino a través de ti
y aunque estén contigo
no te pertenecen.

Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.

Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas, porque ellas,
viven en la casa del mañana,
que no pueden visitar
ni siquiera en sueños.

Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede,
ni se detiene en el ayer.

Tú eres el arco del cual, tus hijos
como flechas vivas son lanzados.

Deja que la inclinación
en tu mano de arquero
sea para la felicidad.

miércoles, 7 de julio de 2010

Carta de un padre a su hijo (Rudyard Kipling)

If you can keep your head when all about you
Are losing theirs and blaming it on you;
If you can trust yourself when all men doubt you
But make allowance for their doubting too;
If you can wait and not be tired by waiting,
Or being lied about, don’t deal in lies,
Or being hated, don’t give way to hating,
And yet don’t look too good, nor talk too wise:

If you can dream–and not make dreams your master;
If you can think–and not make thoughts your aim;
If you can meet with Triumph and Disaster
And treat those two impostors just the same;
If you can bear to hear the truth you’ve spoken
Twisted by knaves to make a trap for fools,
Or watch the things you gave your life to, broken,
And stoop and build ‘em up with worn-out tools:

If you can make one heap of all your winnings
And risk it all on one turn of pitch-and-toss,
And lose, and start again at your beginnings
And never breath a word about your loss;
If you can force your heart and nerve and sinew
To serve your turn long after they are gone,
And so hold on when there is nothing in you
Except the Will which says to them: “Hold on!”

If you can talk with crowds and keep your virtue,
Or walk with kings–nor lose the common touch;
If neither foes nor loving friends can hurt you;
If all men count with you, but none too much,
If you can fill the unforgiving minute
With sixty seconds’ worth of distance run,
Yours is the Earth and everything that’s in it,
And–which is more–you’ll be a Man, my son!

Rudyard Kipling
 


Si…
Si puedes conservar la cabeza cuando a tu alrededor
Todos la pierden y te echan la culpa;
Si puedes confiar en tí mismo cuando los demás dudan de tí
Pero al mismo tiempo tienes en cuenta su duda;
Si puedes esperar y no cansarte de la espera,
O siendo engañado por quienes te rodean, no pagar con mentiras,
O siendo odiado, no dar cabida al odio,
Y no obstante, ni ensalzas tu juicio ni ostentas tu bondad:

Si puedes soñar y no dejar que los sueños te dominen;
Si puedes pensar y no hacer de los pensamientos tu objetivo;
Si puedes encontrarte con el Triunfo y la Derrota
Y tratar a estos dos impostores de la misma manera;
Si puedes soportar al escuchar la verdad que has dicho
Tergiversada por bribones para tender una trampa a los necios,
O contemplar destrozadas las cosas a las que dedicaste tu vida,
y agacharte y reconstruirlas con las herramientas desgastadas:

Si puedes hacer una pila con todos tus triunfos
Y arriesgarlo todo de una vez en un golpe de azar,
Y perder, y volver a comenzar desde el principio
Y no dejar escapar nunca una palabra sobre tu pérdida;
Si puedes hacer que tu corazón, tus nervios y tus músculos
Te respondan mucho después de que hayan perdido su fuerza,
Y permanecer firmes cuando nada haya en ti
Excepto la Voluntad que les dice: “¡Adelante!”.

Si puedes hablar con la multitud y perseverar en la virtud,
O caminar junto a reyes sin perder tu sentido común;
Si ni los enemigos ni los buenos amigos pueden dañarte;
Si todos los hombres cuentan contigo pero ninguno demasiado;
Si puedes llenar el preciso minuto
Con sesenta sregundos de un esfuerzo supremo,
Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
Y, lo que es más, serás un Hombre, ¡hijo mío!

Rudyard Kipling

domingo, 27 de junio de 2010

Poema en boca cerrada - José Saramago

POEMA EN BOCA CERRADA

No diré:
que el silencio me sofoca y amordaza.
Callado estoy, callado quedaré,
porque la lengua que hablo es de otra raza.

Palabras consumidas se acumulan,
se remansan, cisterna de aguas muertas,
agrias penas en limos transformadas,
raíces retorcidas en el fango.

No diré:
que no merecen ni el esfuerzo de decirlas,
palabras que no digan cuanto sé
en un retiro donde nadie me conoce.

No sólo barro arrastran, no sólo lamas,
animales que flotan, muerte, miedos,
túrgidos frutos en ramos se entrelazan
en el oscuro pozo de donde suben dedos.

Sólo diré,
crispadamente recogido y mudo,
que quien se calla cuánto me callé
no se podrá morir sin decir todo.
José Saramago

descansa en paz José

martes, 27 de abril de 2010

Cuando las cabezas de las mujeres.....-Simone Seija Paseyro

Las mujeres que se te cruzan en la vida,  definitivamente (creo yo),  te van dejando marcado un vinculo que aunque pasen años o las distancias te separen,  NO se borran.   Me ha pasado en todo este tiempo de "vida gitana",  viviendo en tantos países;  así es que puedo decir que alrededor de "mi fogata"  tengo a muchas cabezas de mujeres a las que quiero y recuerdo siempre. 

Me llego este lindo texto escrito por una Uruguaya, país en el que viví muchos años y al  que quiero mucho,  y en donde tb. conocí y compartí con   "grandes mujeres".  
Lo dejo acá para todas las que pasen a leer.  
 
 

Cuando las cabezas de las mujeres se juntan
alrededor “del fuego”

Simone Seija Paseyro

Uruguaya – 45 años

Alguien me dijo que no es casual…que desde siempre las elegimos. Que las encontramos en el camino de la vida, nos reconocemos y sabemos que en algún lugar de la historia de los mundos fuimos del mismo clan. Pasan las décadas y al volver a recorrer los ríos esos cauces, tengo muy presentes las cualidades que las trajeron a mi tierra personal.
Valientes, reidoras y con labia. Capaces de pasar horas enteras escuchando, muriéndose de risa, consolando. Arquitectas de sueños, hacedoras de planes, ingenieras de la cocina, cantautoras de canciones de cuna.

Cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor de “un fuego”, nacen fuerzas, crecen magias, arden brasas, que gozan, festejan, curan, recomponen, inventan, crean, unen, desunen, entierran, dan vida, rezongan, se conduelen.

Ese fuego puede ser la mesa de un bar, las idas para afuera en vacaciones, el patio de un colegio, el galpón donde jugábamos en la infancia, el living de una casa, el corredor de una facultad, un mate en el parque, la señal de alarma de que alguna nos necesita o ese tesoro incalculable que son las quedadas a dormir en la casa de las otras.
Las de adolescentes después de un baile, o para preparar un exámen, o para cerrar una noche de cine. Las de “veníte el sábado” porque no hay nada mejor que hacer en el mundo que escuchar música, y hablar, hablar y hablar hasta cansarse. Las de adultas, a veces para asilar en nuestras almas a una con desesperanza en los ojos, y entonces nos desdoblamos en abrazos, en mimos, en palabras, para recordarle que siempre hay un mañana. A veces para compartir, departir, construir, sin excusas, solo por las meras ganas.
El futuro en un tiempo no existía. Cualquiera mayor de 25 era de una vejez no imaginada…y sin embargo…detrás de cada una de nosotras, nuestros ojos.
Cambiamos. Crecimos. Nos dolimos. Parimos hijos. Enterramos muertos. Amamos. Fuimos y somos amadas. Dejamos y nos dejaron. Nos enojamos para toda la vida, para descubrir que toda la vida es mucho y no valía la pena. Cuidamos y en el mejor de los casos nos dejamos cuidar.


Nos casamos, nos juntamos, nos divorciamos. O no.

Creímos morirnos muchas veces, y encontramos en algún lugar la fuerza de seguir. Bailamos con un hombre, pero la danza más lograda la hicimos para nuestros hijos al enseñarles a caminar.

Pasamos noches en blanco, noches en negro, noches en rojo, noches de luz y de sombras. Noches de miles de estrellas y noches desangeladas. Hicimos el amor, y cuando correspondió, también la guerra. Nos entregamos. Nos protegimos. Fuimos heridas e inevitablemente, herimos.

Entonces…los cuerpos dieron cuenta de esas lides, pero todas mantuvimos intacta la mirada. La que nos define, la que nos hace saber que ahí estamos, que seguimos estando y nunca dejamos de estar.
Porque juntas construimos nuestros propios cimientos, en tiempos donde nuestro edificio recién se empezaba a erigir.
Somos más sabias, más hermosas, más completas, más plenas, más dulces, más risueñas y por suerte, de alguna manera, más salvajes.

Y en aquel tiempo también lo éramos, sólo que no lo sabíamos. Hoy somos todas espejos de las unas, y al vernos reflejadas en esta danza cotidiana, me emociono.
Porque cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor “del fuego” que deciden avivar con su presencia, hay fiesta, hay aquelarre, misterio, tormenta, centellas y armonía. Como siempre. Como nunca. Como toda la vida.


 
Para todas las brasas de mi vida, las que arden desde hace tanto, y las que recién se suman al fogón.

jueves, 4 de febrero de 2010

Viene volando - Cristian Warnken

(repetición de mi otro blog "en cualquier lugar del mundo")

....nada que leamos ni veamos por TV debe ser cerca de lo que ha pasado, nada de lo que podamos imaginarnos desde lejos, nada de lo que creemos que estamos compartiendo de corazón.  Lo que se debe de estar viviendo en Haití desde ese día hasta hoy,  y quien sabe hasta cuando.....me saca de toda  -capacidad de asombro-  que todavía creo tener.

Hubo dos chilenas (Andrea Loi y M. Teresa Dowling)  que por distintas razones,  las dos de alguna manera cooperando y en misiones de ayuda en Haití,  se quedaron ahí sepultadas bajo ese país en el que seguramente dejaron mas que su propia vida.
Cristian Warnken escribe un homenaje a una de ellas......

Viene volando
Andrea Loi viene volando. Su cuerpo regresa a la tierra, pero es su sonrisa la que viene volando. Esta es su casa, pero Haití también lo era, y su familia se extendía más allá de los estrechos límites de la sangre, como sucede con las grandes almas. Mientras los niños haitianos lloraban y las mujeres gritaban al cielo en creol, ella entendió como nadie ese clamor: ella conocía el idioma creol y sabía traducir el lenguaje del dolor, pero su sonrisa salió volando de entre los escombros. Sobre la catástrofe, sobre la devastación, sobre las ruinas, su sonrisa encendió el cielo, entre los fuegos y los disparos de las hordas hambrientas. Porque la sonrisa de Andrea Loi es de esas sonrisas puras que ni el dolor ni el absurdo pueden cegar. Lo saben los niños haitianos, los hombres y mujeres de Puerto Príncipe que la conocieron y que hoy vagan como fantasmas perdidos por las calles, pero con su sonrisa prendida adentro, como una lámpara. Porque Andrea Loi era la misionera de su propia sonrisa, de una esperanza que brotó como flor milagrosa entre las grietas.
Cuando el dolor excede todas las medidas y límites, no son los discursos, no son los fáciles consuelos los que sobreviven a la ceniza, al barro, a la sangre. Andrea Loi dejó la comodidad y la costumbre para bajar al infierno con los otros. Sólo se puede bajar a esos infiernos precedido por una sonrisa como la que ella encendía en las noches que visitaba. Andrea Loi viene volando y quiero cerrar los ojos para verla. Su sonrisa me traspasa en una fotografía en un diario. Su sonrisa nos duele e ilumina al mismo tiempo. Y Haití entero que está hoy sumido en las tinieblas no desaparecerá, no se hundirá en el abismo, porque la sonrisa de Andrea Loi y la de los que dieron su vida son estrellas que brillan en un cielo que no vemos... Su sonrisa no brilla sólo por los más miserables, para los parias del planeta: brilla sobre todo para nosotros, los habitantes del país de la abundancia insolente, los extranjeros que perdimos la mirada transparente e idealista de la juventud sobre las cosas, esa mirada que quiere conquistar el mundo y cambiarlo. Andrea Loi no extravió nunca esa mirada. ¡Ay de nosotros que sentados cómodamente en nuestros sofás vemos cómo el dolor incendia al mundo! Nosotros que hacemos zapping para olvidar, nosotros que no abrimos una herida en nuestra anestesiada carne para que entre la luz. Y la luz llegará a visitarnos sólo cuando la sangre de los niños que sufren en el mundo salte desde la pantalla azul y manche nuestras sábanas demasiado limpias y nuestros muros blanqueados.

Para eso la sonrisa de Andrea Loi viene volando. Y su cuerpo que vemos regresar es sólo el capullo —la semilla de una mujer valiente y pura— donde germinó el misterio de la sonrisa. El misterio de la sonrisa de los que brillan en medio de lo insoportable y del horror. Eso es lo que florece entre los escombros de las espantosas ruinas. Y nuestras vidas sobrevivirán al desastre de la indiferencia (la peor de las catástrofes humanas), si la sonrisa de esta joven chilena nos toca con uno de sus pétalos de luz, nos sana con esa humedad que hace florecer la vida desde el alma cuando todo parece un desierto. El desierto que hemos sembrado a nuestro alrededor para no sufrir, para no cambiar. ¿Cómo entenderemos el gemido en creol que viene de Puerto Príncipe si hemos olvidado traducir el dolor de los otros? La sonrisa de Andrea Loi viene volando. Créanme lo que digo. No es metáfora ni una imagen de ocasión para salvar la distancia entre el dolor y las palabras. Recen por que sea cierto. No recen sólo por los cientos de miles de muertos de Puerto Príncipe. Recen también por nosotros, porque sin esa sonrisa, somos como las fichas rotas de una absurda ruleta de una isla rica pero miserable, arrojadas al mar.

sábado, 31 de octubre de 2009

La letra olvidada - Cristian Warnken

"Alguien apagó por primera vez el televisor después de muchos años, abrió las ventanas y el cielo de la ciudad se derramó en su pieza, y recordó que las estrellas tenían nombre y experimentó un vértigo que la hizo sentir viva."

blogs | El Mercurio  (leer completo)

martes, 13 de octubre de 2009

Violeta para Mercedes - Joaquín Sabina

Joaquín Sabina escribe poema de despedida a Mercedes Sosa

El cantautor español publicó en la prensa argentina un poema póstumo sobre la cantante fallecida.

 "Violeta para Mercedes"

Se nos murió la gran dama,
Negra Sosa, pacha mama
de corrientes,
que bordó puntos y comas
en las prisas del idioma
de la gente.

Martina Fierro de ley
que sin dios, patria ni rey
tiró p'alante,
antes de decir adiós
me propuso un blues a dos
voces distantes,
distintas, y, sin embargo,
cerquita del ron amargo
que consuela,
que abruma, que mortifica,
que suma, que santifica,
que desvela.

Cuando rompió la baraja,
hizo del bombo su caja
de Pandora,
entre el mestizo y el yanqui
se quedaba con Yupanqui
hasta la aurora.

Todos menos uno, dijo,
provocando el acertijo
de Cosquín,
militante del futuro,
no pudo con ella el muro
de Berlín.

Canto ancestral de Argentina,
la más frutal de las minas,
todo es nada,
no sabe cómo la lloro,
desafinando en el coro
de las hadas.

Madrina de los roqueros
más intrusos, más villeros,
menos brutos;
en calle melancolía
mi letra y su melodía
visten de luto.

Más de una vez la besé
pero nunca olvidaré
la noche aquella:
aquel piano y su voz
y mi sonata y la coz
de las estrellas.

Me aterran las despedidas
pero gracias a la vida
de Violeta,
Mercedes inventó el son
que duerme en el corazón
de los poetas 


domingo, 4 de octubre de 2009

MERCEDES SOSA - CANCION DE LAS SIMPLES COSAS

uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amo la vida....y entonces comprende como estan de ausente las cosas queridas..... .....el amor es simple y a las cosas simples las devora el tiempo. --


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domingo, 20 de septiembre de 2009

La triste historia del pícaro Juanito (El País)

La triste historia del pícaro Juanito
Juan y Juana son los nombres más frecuentes de la lista de electores en México

SABINO BASTIDAS COLINAS 08/09/2009

Juan y Juana son los nombres más frecuentes de la lista de electores en México. Juanito también fue el nombre de la mascota del mundial de fútbol México 70, un sonriente niño panzón, con la camiseta zancona y el ombligo fuera, con un gran sombrero ranchero que sostiene un balón en los pies.

Juanito es un nombre tan común en México que hace 27 años, en un equipo de fútbol infantil que jugaba en el barrio de Iztapalapa en la ciudad de México, once de sus quince integrantes se llamaban Juan, por lo que el equipo adquirió el nombre de "los juanitos", entrenados entonces por un joven de nombre Rafael Acosta Ángeles, quien desde entonces, carga por la vida con el mote o el apodo de Juanito.

Esta anécdota no tendría la menor relevancia si no fuera porque ese Juanito, una persona común y corriente, un ciudadano anónimo y oscuro del barrio de Iztapalapa, se ha convertido, por azares del destino, en razón de los nuevos juegos de la joven democracia mexicana, y gracias a la euforia de los medios de comunicación, en un político estelar y en un curioso personaje mediático.

Juanito goza hoy de los quince minutos de gloria de los que hablaba Andy Wharhol, pero sin duda entra a los medios convertido, de manera súbita, en un personaje interesante que se inserta en la más rancia tradición de la picaresca y el costumbrismo político mexicano.

Se trata de un personaje curioso y ambiguo que no es fácil ubicar a la ligera en la tragedia o en la farsa. Pudo ser extraído lo mismo de una novela de Dostoievsky, que de una película de Cantinflas.

Es un hombre como tantos que viven en los barrios, favelas y chabolas de las grandes ciudades de América Latina.

No es propiamente un héroe, salvo por el hecho de que sobrevivir en las zonas pobres de la ciudad de México resulta, por momentos, casi heroico. Es de alguna forma sí, una especie de antihéroe.

Nuestro personaje es el irrenunciable protagonista de novela costumbrista. Un Lazarillo de Tormes o un Periquillo Sarniento contemporáneo. Un verdadero pícaro. Un pícaro posmoderno. Un pícaro folclórico.

Juanito es un hombre ignorante que ha sido de todo: entrenador de fútbol, parte del espectáculo de la llamada lucha libre, vendedor ambulante, extra en películas de ficheras, taxista, acarreador en mítines políticos, golpeador de manifestaciones, hasta llegar por casualidad a ser hoy el Jefe Delegacional electo, una especie de Alcalde del barrio de Iztapalapa, que tiene más de tres millones de habitantes y que constituye una de las zonas más pobres y conflictivas de la capital de México.

Juanito es un hombre que dice vivir de un pequeño negocio de helados y de cinco puestos en un tianguis o mercado informal e ilegal, que se ubica también en el barrio de Iztapalapa. Tiene dos hijos y le mataron a otro en una balacera afuera de su casa.

Tiene cierta facilidad de palabra, ignorante, rijoso, fanfarrón y peleonero. Ha estado detenido en delegaciones de policía e internado en hospitales de asistencia debido a pleitos y riñas de la más diversa índole. Poco a poco empezó a participar en grupos de izquierda, colaboró en manifestaciones y en acciones de resistencia civil, se afilió al PRD y se vinculó al movimiento del ex candidato a la Presidencia Andrés Manuel López Obrador. Los conflictos en ese partido lo llevaron a renunciar y en 2008 se cambió al Partido del Trabajo, una organización menor de izquierda, por el que logró en 2009 la candidatura a Jefe Delegacional por Iztapalapa.

Se trataba de una candidatura testimonial y sin importancia, sin ninguna posibilidad real de triunfo.

Es difícil explicar en breve todo lo que pasó después. Por pleitos internos en la izquierda, el Tribunal Electoral eliminó a la candidata del PRD que estaba inscrita en las boletas a favor de otra perredista. Faltaban tres semanas para la elección. Entonces López Obrador ideó una estrategia política francamente surrealista, por medio de la cual todo el movimiento apoyaría a Juanito, el candidato del PT, bajo la condición y la promesa pública de que una vez en el cargo, renunciaría para dejar a la candidata retirada por disposición del Tribunal Electoral.

En síntesis todo era una argucia legal, una simulación, para darle la vuelta a lo mandado por el Tribunal Electoral.

Así las cosas, Juanito, un ciudadano ninguneado, en un acto verdaderamente indignante -López Obrador ni su nombre ni su apodo se sabía al pedirle en un mitin que jurara ceder la victoria-, aceptó el arreglo de convertirse en una especie de candidato de paja o prestanombres, para simular una elección, hacer campaña, ganar con el apoyo de los grupos de izquierda lopezobradoristas y posteriormente renunciar para entregar la delegación a la candidata de López Obrador.

Se especulaba mucho si Juanito podría o no ganar su elección. Y resulta que en las elecciones del 5 de julio Juanito finalmente ganó.

A partir de entonces, Juanito ganador se dio cuenta de lo que significaba ser el Jefe Delegacional electo, empezó a dar entrevistas, conoció su oficina, lo pensó muy bien y decidió "que siempre no". Que no renunciaba.

Algunos dicen que enloqueció, pero desde entonces Juanito da entrevistas diario, atiende a medios locales e internacionales y habla de todo. Declaró incluso que ya piensa en su candidatura a la Presidencia en el 2012 y en la posibilidad de hacer un partido político nacional.

Lo usaron y hoy los usa. Marrullero, tramposo, mentiroso y astuto, en síntesis pícaro, hoy amaga con traicionar a quienes traicionaron de alguna forma su dignidad y su condición de ciudadano.

Hoy este anodino personaje, gracias a la democracia, se encuentra, con todas sus limitaciones, a las puertas del poder de Iztapalapa.

Hoy todos los mexicanos tenemos ya una opinión de Juanito y todos hablamos de Juanito. Es una "estrella" de televisión, cuyo drama ocupa el interés de todos. En nuestra sociedad de consumo de medios era de esperarse. Juanito dice que incluso ya le han propuesto filmar telenovelas y hasta películas.

Ya está integrando su equipo de trabajo, está haciendo recorridos por su demarcación, respondiendo todos los días a las presiones, las protestas y las exigencias de quienes lo llevaron al poder.

Juanito, que por cierto usa una curiosa cinta tricolor con su nombre en letras negras alrededor de la frente, se ha convertido de la noche a la mañana en un episodio bufo, que exhibe a la democracia mexicana y a sus elites.

Dice Héctor Aguilar Camín que "Juanito es el rey bobo de nuestro carnaval político, el tonto listo del pueblo" y José de la Colina apunta "Juanito era manipulado, pronto, jejejé, aprendió a ser manipulador."

En las calles de Iztapalapa sus seguidores, que ya los tiene y muchos, le dicen: "No te vayas" y con frecuencia gritan: "Todos somos Juanito". Y en cierta forma tienen razón. Juanito es un ciudadano tipo. Fiel reflejo de nuestro ingreso medio y de nuestro promedio educativo. Muestra representativa de la ciudadanía, que es materia prima de la democracia.

En Juanito se sintetizan los vicios, las perversiones y las imposibilidades de la democracia mexicana. Su ignorancia y su necesidad son los dos grandes obstáculos para consolidar una democracia de calidad.

Ciudadano de membrete, con la posibilidad constitucional, formal y nominal de llegar al poder, pero resignado siempre a perder, a no ser, a no llegar, porque la democracia es un asuntos de elites, de partidos cerrados y de mucho dinero, en la que el ciudadano común puede votar, pero difícilmente ser votado.

Hoy Juanito, por azares del destino, y gracias a su falta de palabra y al entorno cínico en que vivimos, tiene la oportunidad de acceder y permanecer realmente en el poder, como quien se saca la lotería. Juanito juega una especie de revancha. Una venganza con cierta legitimidad.

En Juanito se exhibe la democracia convertida en demagogia por nuestras izquierdas. Juanito se ha convertido en el icono de una izquierda populista y manipuladora que usa y abusa de los más ignorantes y de los que menos tienen. Pone de manifiesto a líderes de izquierda, que en el juego político, han olvidado el verdadero sentido de su lucha.

En Juanito se exhibe también la elite mexicana, con su sorpresa al ver que llega al poder un hombre real, de verdad, del pueblo. Juanito se ha convertido en anatema y burla de las elites ilustradas de México, que en los restaurantes caros y en las salas de postín de la capital se mofan del hecho, culturalmente imposible, incomprensible, de que acceda al poder un personaje del pueblo, ignorante y descastado, sin padrino y sin diploma en Harvard. Porque Juanito es para muchos un hombre que por supuesto "no sabe gobernar". Frase que es eco y resonancia de la discriminación, el racismo y el clasismo que persisten en nuestro país.

Las elites de izquierda y de derecha, en este tema, se toman del brazo y caminan juntas por el sendero de la democracia formal. En Juanito se exhibe la pobreza y las limitaciones reales de una democracia que no puede quedarse sólo en el procedimiento para elegir, mientras no sea capaz de crear, cultural, social y económicamente, condiciones reales de igualdad social.

Juanito es como Sancho Panza en la Ínsula Barataria, o como Juan Vargas en la película La Ley de Herodes del cineasta Luis Estrada, un gobernante por casualidad.

En este caso se prueba claramente la existencia de un lamentable oxímoron: el de una democracia aristocrática.

No es un juego de palabras. Bueno fuera, que solo se tratara de un juego de palabras. Es un juego de espejos y de realidades. Democracias que no lo son, que le apuestan a un ejercicio cerrado de elites, que desde la izquierda y la derecha manipulan para conservar un statu quo, que garantiza sociedades desiguales, de privilegios y de castas. Sociedades finalmente injustas.

El pícaro Juanito puede o no renunciar. El desenlace de esta historia se verá en unas semanas (su toma de posesión es el primero de octubre). Su historia para algunos puede resultar cómica. En el fondo, si la piensa uno bien, es una historia muy triste. Triste para él, y triste para todos los que estamos empeñados en que México se convierta, algún día, en un país de verdad democrático.

martes, 25 de agosto de 2009

casi una "herejia" con ellos....

sin ningún ánimo de molestarlos, ya que me considero, al igual que el que escribe este artículo, una admiradora de los dos escritores acá nombrados.... Solo que me pareció muy acertado y concuerdo con lo dicho TRIBUNA: EDMUNDO PAZ SOLDÁN Vargas Llosa, Marías y la utopía arcaica EDMUNDO PAZ SOLDÁN 22/08/2009 Hay pocos escritores vivos que admiro más que Mario Vargas Llosa y Javier Marías. He leído toda su obra, he escrito sobre ellos, los he enseñado. Cuando me piden que mencione mis libros de cabecera, siempre incluyo títulos como Conversación en La Catedral o Mañana en la batalla piensa en mí. Creo entender las pulsiones principales que subyacen en sus novelas, incluso en muchas de las ideas que no comparto de sus ensayos. La parte en la que ambos me pierden es su incapacidad para entender los cambios tecnológicos de la época, la forma que tienen de concluir que gracias a esos cambios la literatura se empobrece. Hace algunos meses Marías atacó los blogs, a los que llamó esa "región ocultamente furibunda" debido a la cantidad de insultos y veneno que uno encuentra en la sección de comentarios. El escritor español declaró que no entendía que hubiera tantos escritores que llevaran blogs, y mucho menos el lado interactivo de los blogs: "¿Cuál es la gracia de estas tertulias escritas? ¿Ver que uno provoca reacciones? ¿Tener la comprobación inmediata de que lo que expone no cae en el vacío?". En cuanto a Vargas Llosa, el hispanoperuano se declaró hace poco ferviente defensor del papel, que "infunde un respeto casi religioso al escritor", y dijo, contundente: "Si la literatura se hace sólo para las pantallas se empobrecerá, porque la pantalla hace que pierda profundidad y riesgo". Vargas Llosa terminó creando una falsa dicotomía entre el libro y la máquina: "La gran amenaza son las máquinas que puedan acabar con el libro. No sabemos qué va a pasar con ese desafío para la literatura que es la pantalla". Es curioso ver cómo la introducción de una nueva tecnología produce tanta ansiedad en la cultura libresca y hace que aparezca un tono apocalíptico en sus defensores. Para citar un ejemplo emblemático: cuando en 1895 los hermanos Lumière inventan el cinematógrafo, el escritor mexicano Amado Nervo señala que el cine, junto al fonógrafo, producirá como resultado "no más libros; el fonógrafo guardará en su urna oscura las viejas voces extinguidas; el cinematógrafo reproducirá las vidas prestigiosas". Un nuevo medio produce siempre desplazamientos en la ecología de medios preexistente. Para la literatura hay un antes y un después del cine, de la televisión, de Internet. Eso no significa que las cosas tengan que ir para peor. ¿Qué hubiera pasado durante el siglo veinte si los escritores se hubieran cerrado a las posibilidades creativas de los nuevos medios? Por hablar sólo del cine, es extensa la lista de escritores que registran en su obra el impacto, tanto en la forma como en el contenido: Joyce, Dos Passos, Cabrera Infante, Puig, etcétera. La misma relación de Marías y Vargas Llosa con el cine es fundamental. Marías tiene razón: los bloggers deben lidiar con el veneno de los comentarios. Pero eso no es nuevo en la literatura: lo que hacen los blogs es explicitar esa mala leche que siempre está ahí, en algunos lectores y colegas. Eso no significa que haya que eliminar de cuajo al blog; se trata de un nuevo género literario, y más temprano que tarde hablaremos de grandes bloggers, así como lo hacemos de grandes ensayistas o cuentistas. Vargas Llosa tiene razón: no sabemos qué pasará con la literatura ante los nuevos desafíos tecnológicos. Lo que sí es seguro es que hay niños y adolescentes que algún día serán escritores y que hoy tienen "un respeto casi religioso" por la pantalla. Concluir que no habrá "profundidad y riesgo" en la literatura escrita por ellos es, cuando menos, apresurado. Y cuando más, arcaico. Babelia. El Pais.com

martes, 28 de julio de 2009

Amor condusse noi ad una morte - Xavier Villaurrutia

Amar es una angustia, una pregunta, una suspensa y luminosa duda; es un querer saber todo lo tuyo y a la vez un temor de al fin saberlo. Amar es reconstruir, cuando te alejas, tus pasos, tus silencios, tus palabras, y pretender seguir tu pensamiento cuando a mi lado, al fin inmóvil, callas. Amar es una cólera secreta, una helada y diabólica soberbia. Amar es no dormir cuando en mi lecho sueñas entre mis brazos que te ciñen, y odiar el sueño en que, bajo tu frente, acaso en otros brazos te abandonas. Amar es escuchar sobre tu pecho, hasta colmar la oreja codiciosa, el rumor de tu sangre y la marea de tu respiración acompasada. Amar es absorber tu joven savia y juntar nuestras bocas en un cauce hasta que de la brisa de tu aliento se impregnen para siempre mis entrañas. Amar es una envidia verde y muda, una sutil y lúcida avaricia. Amar es provocar el dulce instante en que tu piel busca mi piel despierta; saciar a un tiempo la avidez nocturna y morir otra vez la misma muerte provisional, desgarradora, oscura. Amar es una sed, la de la llaga que arde sin consumirse ni cerrarse, y el hambre de una boca atormentada que pide más y más y no se sacia. Amar es una insólita lujuria y una gula voraz, siempre desierta. Pero amar es también cerrar los ojos, dejar que el sueño invada nuestro cuerpo como un río de olvido y de tinieblas, y navegar sin rumbo, a la deriva: porque amar es, al fin, una indolencia.

domingo, 26 de julio de 2009

Travesias vitales - Rodericus

Travesías vitales Las travesías existenciales forman parte de la vida. Sin ellas, la realidad sería muy tenue y poco vistosa. Alguien podría objetar esta idea señalando que basta con vivir para conocer los desafíos. Sin embargo, y en términos más precisos, creo que hay vidas que niegan posibilidades a la vida, así como hay otras que se arriesgan mucho más. El temperamento y las circunstancias inciden mucho en este aspecto. Decidirse es dar lugar no sólo a la posibilidad del acierto, sino, obviamente, también del error. La travesía, el viaje, el peregrinaje, son las páginas que hay que ir escribiendo -y, retrospectivamente, leyendo- mientras estamos en el tiempo. Para cada uno su propia vida tiene algo de novela de suspenso, por la incertidumbre respecto de lo que viene; de libro de historia, por el pasado que se puede contar; de obra de teatro, por sus personajes, diálogos, tensiones y escenarios. Estos distintos géneros literarios, separados en la ficción, se mezclan en la realidad de cada sujeto y configuran una historia propia e irrepetible. Ningún guión está escrito de antemano, sino que se va haciendo de a poco, tanto para quien se expone más como para quien se retrae. Pero qué interesante sería, para unos y otros, que la navegación final fuese un acto de síntesis y de redención. RODERICUS